El otro día en la radio escuché a Eduardo Punset decir que lo importante no está en las palabras del que habla, sino en la cabeza del que escucha. Esta reflexión me hizo pensar bastante, ya que últimamente estoy dando charlas a profesionales.
Siguiendo esta línea, preparé una conferencia en la que básicamente iba a tratar de modificar lo que la gente acabaría pensando al final de la charla, con respecto a su pensamiento inicial o expectativa de la misma.
La mayoría de las veces, cuando vas a preparar la conferencia sobre un tema en concreto, te planteas como mucho trasmitir tres ideas, pero no piensas en el resultado real de qué es lo que la gente acabará llevándose de la charla. Tal y como decían los griegos, lo importante no es llenar cántaros sino encender antorchas, y es obvio que tenían razón.
Es realmente interesante el hecho de plantear la perspectiva de lo que vas a decir, con respecto a lo que la persona que te escucha tiene en la cabeza y finalmente quieres que tenga. Cambia la orientación del discurso y te obliga a imprimir más fuerza a los objetivos de tu ponencia, ya que son esos los que deberán cambiar la aptitud del que te escucha.
La conferencia salió muy bien, recibí muchas felicitaciones y el hecho de que de los tres conferenciantes sólo a mi aplaudieran, me da a entender que no estuvo mal del todo. Por cierto, aprovecho estas líneas para agradecer a todas las personas que han contactado posteriormente conmigo para agradecerme la misma, es muy motivador.
Personalmente no uso ninguna técnica a la hora de hablar con clientes o dar charlas, básicamente trato de ser lo más sincero posible y hablar siempre de lo que sé, esto es importante ya que en mi sector hay mucha gente que carece de rigor y anda por ahí dando ponencias y lo que es peor cobrando por hacerlas.